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Como no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, he creado el anhelado Blog del Joven Prodigio. Acá podrás enterarte de lo último de su vida y sus pensamientos. Esperamos tus comentarios.

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Nombre: marcolico
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20 de abril de 2008

Epílogo

Cuando escribí la entrada anterior, sobre como conocí a Verónica, lo hice de un tirón. Rara vez puedo empezar a escribir algo para terminarlo de inmediato. Usualmente pasan días antes de poner el punto final. Esta vez no fue así. Las palabras fluían entre mis dedos frente al monitor sin ninguna traba. Verbalicé ideas, recuerdos y sentimientos como no me creía capaz. Para mí todo lo escrito ese día tenía la extraña sensación de déjà vu, probablemente por el hecho de que mi mente llenaba los espacios vacíos entre lo escrito y lo vivido. Lo escribí, dicho sea de paso, para poder cerrar un capítulo: mi terapia personal. Y me resultó. Logré alejar la imagen de ella y yo en un pub sin hablarnos (una de las cosas que más me duele es que alguien a quien yo he querido, no me hable y actúe como si fuese un desconocido al toparnos).

Di vuelta la página y seguí con mi vida.

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Era domingo, estaba en el trabajo, solo, conectado a MSN por una página que no conocía (en mi pega están bloqueadas casi todas las páginas de ocio así que no podía ocupar MSN), cuando ella se conectó. Esto no pasaría de lo anecdótico (siempre la veo conectada) sino fuera porque me habló, un simple “hola”. Le respondí el saludo. Empezó una conversación típica e inofensiva: que cómo estás, que qué has hecho, que si hay alguna novedad, que cómo van los estudios, etc. Nada fuera de lo común. Me extrañaba lo care´ raja de la situación, mas lo atribuí a lo complicado que es entablar conversación con alguien a quien sabes que has dañado.

Ahora es donde viene lo tragicómico, la comedia negra. Sírvanse a disfrutar de uno de los finales más raros que me ha tocado vivir:

Cuando empecé a notar que la conversación no iba hacia ningún lugar, hice las preguntas que necesitaban ser hechas. La primera, para tantear terreno, fue: “¿te hiciste un tatuaje?”… la respuesta fue negativa. Después pregunté: “el viernes 21 de Marzo, ¿fuiste a un pub que está en Independencia, el Moe´s?”. Otra negativa. Luego de reírse despreocupadamente, fue ella quien preguntó si acaso había visto un clon suyo en ese lugar. Mierda, me sentía como en un episodio de “La Dimensión Desconocida”. Toda la paja mental procesada y rumiada una y otra vez desde esa noche por nada. Sólo por una persona que se parecía. Al menos eso es lo me dijo ella, que nunca se ha hecho un tatuaje, que no estaba allí ese día, que además se cortó y tiñó el pelo de forma diferente a la habitual.

Me gustaría creer que es verdad, que no era ella, que sólo fue un error por las luces suaves del local, pero me niego a pensar que me pude equivocar tanto; que sus gestos, que tan bien conozco, estaban en otra persona, que su manera de andar y sentarse, hasta la forma de limpiar sus lentes, no eran sino coincidencias. Lo más fácil sería creerle y dejar de lado todo este capítulo; tendría una historia graciosa que contar. En el futuro describiría la cara de idiota que debí haber puesto al ver su hombro derecho libre de tatuajes. Pero no será así. Siempre tendré la duda. Y aunque no existiese el tatuaje, pensaría que era uno no permanente o que mi vista me jugó una mala pasada y que creí ver un tatuaje cuando pudo ser otra cosa. Pero nunca pondré en duda que era ella. No pude confundirme tanto durante las tres o cuatro horas que la vi, por muchas cervezas que haya terminado bebiendo.

Y saben que es lo más gracioso de todo, que independiente de TODA esta historia, aunque nada de esto hubiese ocurrido, nada justifica tres meses de alejamiento. Así que para el caso es lo mismo: conocí a alguien que marcó una parte importante de mi vida y hoy sólo tengo el recuerdo de ella en un pub sin dirigirme ni una mirada. O en la realidad, si prefieren: conocí a alguien que marcó una parte importante de mi vida y hoy sólo tengo el recuerdo de ella sin dirigirme palabra durante tres meses.

Como pueden ver, este es el epílogo de la historia. Una historia que empezó siete años atrás como un regalo y que terminó con un asalto en donde perdí algo más que cosas materiales. Pueden elegir el final que más les agrade. El real o el que yo creo que fue.

Eso es todo lo que puedo contar hoy. Lo que venga mañana (¿una segunda parte, tal ves?), no lo sé.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No era yo la del pub, nunca he ido a ese lugar.
No me he hecho ningun tatuaje, no me gustan.
Si hubiera estado ahi y nos hubiesemos topado te habria saludado, me hubiese costado eso sí porque, con que cara lo iba a hacer despues de como fue la ultima vez en que te vi y que ademas me desapareci asi como asi?.
Bueno, al caso ya da lo mismo.
Felicidades por concluir tu terapia.
Veronica.

10:01 p. m.  
Blogger K-tron said...

Este...

Te iba a escribir algo, pero por lo que veo, esto se va a transformar en una converzación...

Saludos para ti y para Verónica y que las cosas sean como tienen que ser y en su cause normal.

PD: Si alguna vez me ve en Moe's en el suelo por un exceso de alcohol, porfa pídame un taxi, écheme arriba de él y me manda para Quilicura plis!

SALUDOS!

12:48 p. m.  
Blogger Bandolera said...

Pucha marcólico, imagino como te debes sentir, pero trata de cerrar el capítulo en buena, por el bien de ambos. Si las cosas tienen que ser volverán solas y sino, créeme que es por algo...
Cuidate mucho

3:39 p. m.  
Blogger Carlos Moreno (ilustrador) said...

gracias por opinar en mi blog, el suyo tambien esta muy interesante.

gracias

1:34 p. m.  

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