El Joven prodigio ahora en la Web!!!

Como no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, he creado el anhelado Blog del Joven Prodigio. Acá podrás enterarte de lo último de su vida y sus pensamientos. Esperamos tus comentarios.

Mi foto
Nombre: marcolico
Ubicación: Conchalí, Santiago, Metropolitana, Chile

30 de diciembre de 2006

Condicional

Quedan pocas horas para que finalice el año y, como de costumbre, debo hacer un balance. Eso me pone nervioso ya que sé que de tirar línea ahora mismo, tendría números rojos. Cifras rojas y muy feas.
Urgente: necesito algo extremadamente bueno para superar las perdidas y mermas de este año. O, al menos, un montón de cosillas medianamente regulares para terminar con algo de dignidad. O sea, un poquito de dignidad. Pero nada. No pasa nada. O mejor dicho: pasa NADA. No aparecen comodines ni cartas adecuadas para este juego. Sólo acumulo cartas y no me puedo bajar. Estoy preocupado. Balance rojo. Estoy siendo inviable y no logro conseguir la formula para arreglarlo. Y cada vez está más cerca el 31. Y luego el primero.
Entonces, ¿cómo puedo ponerme metas para el 2007 si aun tengo tareas pendientes del 2006? Tareas grandes. El problemas es que, a diferencia del colegio, los años no se pueden repetir. Sólo se acumulan y pasan. Como una mochila que llevas a todas partes. Y no estoy hablando sólo de las experiencias (buenas y malas), sino del tiempo transcurrido que no volverá sino como recuerdos viejos.
El año termina y con eso un poco de mi vida. Este año, como todos los pasados y por pasar, conforman el patrimonio de mi existencia y un año perdido es un lujo que no me puedo dar. Por eso estoy nervioso, porque necesito salvar el año. Y me queda poco tiempo. Y estoy aquí escribiendo mientras podría hacer otra cosa, pero necesito anotar todo esto como un recordatorio de lo que me queda por hacer. Que es mucho. Y poco tiempo. ¿Lo podré hacer? No lo sé, pero lo intentaré. Y recuerden: ayúdenme a pasar el año.
Eso. Opinen.

21 de diciembre de 2006

En la noche


Anoche no podía dormir. Tenía sueño, estaba cansado, no había ruido. Pero no podía dormir. Traté de inducirme el sueño, intenté relajarme, pero nada resultaba; mi cerebro no quería dejar de trabajar. Y cuando no puedes hacer otra cosa más que pensar detenidamente, piensas muchas cosas. No todas agradables. Y les das vueltas y vueltas a asuntos que en el día tal vez pasas por alto (a veces a propósito).
Todo parecía diferente a la luz de esas horas en que la gente duerme o se divierte. Pensar las cosas en medio de la noche le daba un matiz distinto a mi manera de razonar. Nimiedades se transformaban en asuntos de vida o muerte. Frases dichas por cercanos tomaban significados casi místicos y las sopesaba con valores disímiles a los del diario vivir. Ponía en duda lealtades y amistades sin mayor razonamiento que el de alguien que no puede dormir y no encuentra sosiego sino hasta repasar cada aspecto de su vida. Y eso me molestaba, pero no podía dejar de hacerlo. Estaba atrapado. Como cuando era un niño y, luego de una película de terror, no podía dejar de ver entre las sombras y mi imaginación, todas las criaturas del Averno acechándome; esperando a que me descuidara para poder atacar.
Además, tenía sueño.
Entonces, tras haber analizado y escrutado mi diario vivir (entorno incluido) descubrí que no todo era como yo pensaba. No todas las personas que creía como mis amigos (o cercanos o conocidos o como se les quiera llamar) lo eran. Ni yo de ellos. Estaba solo. Tenía enemigos. Me deseaban el mal y yo empezaba a deseárselos también. Poco a poco de manera más viceral. Imbéciles, que se creían al no considerarme su amigo. Quién los necesitaba. Yo no. ¡Mierda! Nunca he necesitado a alguien. Menos a ellos. Ja ja ja!!! Podían morirse justo a mi lado y no me afectaría en nada, a lo sumo una leve sonrisa.
*************************************************************
Desperté.
La boca seca y el mal aliento matutino.
Sed y Sueño.
Poco a poco fui reaccionando. No quería abrir los ojos. Aún luchaba por atrapar las últimas imágenes de sueños inconclusos. Pero desperté. Gradualmente, como siempre. Los datos y recuerdos de mi vida volvían. Todo volvía a la normalidad. Un nuevo día había comenzado. Un nuevo día que vivir. Todo rutina. Tofo feliz. Todo normal. Pero aún estaban los pensamientos de anoche. Suaves y ridículos a la luz de la vida cotidiana, pero estaban. Y no pensaban irse.

10 de diciembre de 2006

Nos equivocamos por error?

Cometerá uno el mismo error una y otra vez? O será parte de la personalidad? O simplemente no se aprende la lección? A veces, me pregunto eso. Seré yo acaso tan leso que no me percato del equívoco sino hasta cometerlo. Puede ser. O talvez no existe yerro y solamente es una justificación barata que busco para no asumir la simple verdad (si es que existen verdades simples) de que hay cosas que, por más que lo intente, no son para mi... Todo puede ser. O talvez no. Y, en el ínter tanto de desentrañar eso, me vuelvo a equivocar. Enredado, ¿no?. Para mi también. Aunque este tipo de soliloquios son una constante en mi diario pensar.

No pienso referirme a errores en concreto, no al menos en esta oportunidad, ni menos, quejarme y arrepentirme de estos. Ya habrá tiempo para eso. Por ahora lo que retiene mi atención es saber si realmente mis equívocos son fruto de un mal (o nulo) cálculo en el momento requerido o se deben a un estado (in)conciente (o no) que se relaciona directamente con lo que yo soy y quiero. De ser lo primero, debo tener más cuidado con mis acciones, pero, de ser la segunda opción la correcta, mierda, ¿como lo he de tomar? ¿Acaso seré un imán de errores y malas decisiones o estaré pre-programado para cometerlas sin tomar en cuentas las otras opciones por idóneas que sean? No sé. Simplemente no lo sé y no sé si sirve de algo saberlo, pero estoy seguro de que algo pasa. No me resigno a creer que sean coincidencias inmanejables por mi y que estoy condenado al yerro. Insisto, no me resigno a asumir todo esto como mi sino. ¡Cresta! Algo se podrá hacer, ¿no?. Por eso es que siempre pienso en esto: para revertirlo o prevenir. Si es que se puede. Esa es la razón de esta madeja de ideas retóricas. Sólo eso. Opinen.