El Joven prodigio ahora en la Web!!!

Como no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, he creado el anhelado Blog del Joven Prodigio. Acá podrás enterarte de lo último de su vida y sus pensamientos. Esperamos tus comentarios.

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Nombre: marcolico
Ubicación: Conchalí, Santiago, Metropolitana, Chile

20 de abril de 2008

Epílogo

Cuando escribí la entrada anterior, sobre como conocí a Verónica, lo hice de un tirón. Rara vez puedo empezar a escribir algo para terminarlo de inmediato. Usualmente pasan días antes de poner el punto final. Esta vez no fue así. Las palabras fluían entre mis dedos frente al monitor sin ninguna traba. Verbalicé ideas, recuerdos y sentimientos como no me creía capaz. Para mí todo lo escrito ese día tenía la extraña sensación de déjà vu, probablemente por el hecho de que mi mente llenaba los espacios vacíos entre lo escrito y lo vivido. Lo escribí, dicho sea de paso, para poder cerrar un capítulo: mi terapia personal. Y me resultó. Logré alejar la imagen de ella y yo en un pub sin hablarnos (una de las cosas que más me duele es que alguien a quien yo he querido, no me hable y actúe como si fuese un desconocido al toparnos).

Di vuelta la página y seguí con mi vida.

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Era domingo, estaba en el trabajo, solo, conectado a MSN por una página que no conocía (en mi pega están bloqueadas casi todas las páginas de ocio así que no podía ocupar MSN), cuando ella se conectó. Esto no pasaría de lo anecdótico (siempre la veo conectada) sino fuera porque me habló, un simple “hola”. Le respondí el saludo. Empezó una conversación típica e inofensiva: que cómo estás, que qué has hecho, que si hay alguna novedad, que cómo van los estudios, etc. Nada fuera de lo común. Me extrañaba lo care´ raja de la situación, mas lo atribuí a lo complicado que es entablar conversación con alguien a quien sabes que has dañado.

Ahora es donde viene lo tragicómico, la comedia negra. Sírvanse a disfrutar de uno de los finales más raros que me ha tocado vivir:

Cuando empecé a notar que la conversación no iba hacia ningún lugar, hice las preguntas que necesitaban ser hechas. La primera, para tantear terreno, fue: “¿te hiciste un tatuaje?”… la respuesta fue negativa. Después pregunté: “el viernes 21 de Marzo, ¿fuiste a un pub que está en Independencia, el Moe´s?”. Otra negativa. Luego de reírse despreocupadamente, fue ella quien preguntó si acaso había visto un clon suyo en ese lugar. Mierda, me sentía como en un episodio de “La Dimensión Desconocida”. Toda la paja mental procesada y rumiada una y otra vez desde esa noche por nada. Sólo por una persona que se parecía. Al menos eso es lo me dijo ella, que nunca se ha hecho un tatuaje, que no estaba allí ese día, que además se cortó y tiñó el pelo de forma diferente a la habitual.

Me gustaría creer que es verdad, que no era ella, que sólo fue un error por las luces suaves del local, pero me niego a pensar que me pude equivocar tanto; que sus gestos, que tan bien conozco, estaban en otra persona, que su manera de andar y sentarse, hasta la forma de limpiar sus lentes, no eran sino coincidencias. Lo más fácil sería creerle y dejar de lado todo este capítulo; tendría una historia graciosa que contar. En el futuro describiría la cara de idiota que debí haber puesto al ver su hombro derecho libre de tatuajes. Pero no será así. Siempre tendré la duda. Y aunque no existiese el tatuaje, pensaría que era uno no permanente o que mi vista me jugó una mala pasada y que creí ver un tatuaje cuando pudo ser otra cosa. Pero nunca pondré en duda que era ella. No pude confundirme tanto durante las tres o cuatro horas que la vi, por muchas cervezas que haya terminado bebiendo.

Y saben que es lo más gracioso de todo, que independiente de TODA esta historia, aunque nada de esto hubiese ocurrido, nada justifica tres meses de alejamiento. Así que para el caso es lo mismo: conocí a alguien que marcó una parte importante de mi vida y hoy sólo tengo el recuerdo de ella en un pub sin dirigirme ni una mirada. O en la realidad, si prefieren: conocí a alguien que marcó una parte importante de mi vida y hoy sólo tengo el recuerdo de ella sin dirigirme palabra durante tres meses.

Como pueden ver, este es el epílogo de la historia. Una historia que empezó siete años atrás como un regalo y que terminó con un asalto en donde perdí algo más que cosas materiales. Pueden elegir el final que más les agrade. El real o el que yo creo que fue.

Eso es todo lo que puedo contar hoy. Lo que venga mañana (¿una segunda parte, tal ves?), no lo sé.

18 de abril de 2008

Historia Mamona

Desde el primer momento que conocí a Verónica, me gustó. Y mucho. Casi como amor a primera vista. Esto fue, para poner en contexto, por septiembre u octubre del 2001. Estaba cursando segundo medio y vivía por primera vez fuera de mi comuna natal, Conchalí, para estar en San Bernardo. Fue en uno de esos grupos tipo pastorales como el EJE. Ese día en especial, un viernes, se debía ir con los padres. Nos separaron en grupos de cinco o seis personas y nos dieron un tema para conversar. Recuerdo estar leyendo una hoja que nos entregaron sin preocuparme por el resto de las personas; ese día estaba cansado porque, durante la mañana, en el colegio, había disertado y fue un largo día ya que hubo clases hasta las seis y media de la tarde. Estudiaba en Providencia y el EJE era en Quilicura. Estaba, en verdad cansado, pero no por eso andaba desaliñado; salvo las ojeras, estaba tal como había salido por la mañana desde San Bernardo: vestido con un terno gris regalado; demasiado fuera de tono para un pendejo de quince años, más aún si agregamos un maletín y mi cara de viejo chico. En eso estaba, leyendo, cabeza gacha, antebrazos apoyados en mis piernas abiertas cuando, poco a poco, empecé a levantar la vista. ¿Han visto en las películas, la típica escena “chico conoce a chica”? Esa en donde el tiempo se detiene un segundo para luego volverse una cámara lenta mostrando a “chico” con cara de idiota y a “chica” sonriendo, ojos brillando y el pelo moviéndose de manera irreal (como en los comerciales de shampoo), mientras de fondo suena una canción pegote y semi romántica. ¿Saben a que me refiero? Apostaría mi cabeza a que sí; escenas como esas están plagadas en el cine. Algo así me sucedió esa vez. No al pie de la letra, claro está. No dudo que por mi parte sí había una cara de idiota, pero ella no era (ni es) Meg Ryan ni se le movía el cabello ni había una canción para salir tarareando después de eso. Mejor les cuento cómo vi todo. Cuando alcé la vista, mi cabeza seguía repasando lo leído y lo sucedido durante el día por lo que no me percaté de inmediato en ella o, mejor dicho, no procesé lo que estaba viendo: una niña de mi edad, delgada, con lentes, pelo negro y ojos sonrientes. Allí fue cuando el tiempo se ralentizó, el ruido ambiente disminuyó y mi mente cinéfila agregó una melodía mamona. Era ella y yo frente a frente. Nada más, ni luces, ni gente alrededor, ni cansancio. Sólo ella llenando mis sentidos (tan cursi como lo leen). En alguna parte de mi conciencia había una voz que me decía: es ella, la que siempre buscaste, la que siempre faltaba, la que te hará ser un mejor hombre, la que te visitaba en sueños con promesas de días felices; es ella, a quien extrañabas sin conocerla, sabiendo que estaba en algún lugar del mundo, esperándote y ¡mira! Está frente a ti, sonriendo, a un par de metros de distancia, al alcance de tus manos; eres un hombre afortunado, de todos los lugares del mundo, está aquí, frente a ti y sabes que es ella, sino ¿cómo explicar la sensación de que la conoces desde siempre? Es ella, no hay duda, lo sabes y probablemente ella también lo sepa. Háblale, ve y dile lo feliz que estás por al fin conocerla, cuéntale de tus miedos a no encontrarla jamás y seguir sólo, sin el complemento que te haría un ser completo; dile que de hoy en adelante todo será miel sobre hojuelas, tardes de otoño caminando juntos sin sentir el frío, conversaciones eternas sin cansancio, dile, en definitiva, lo agradecido que estás de que esté frente a ti. ¡Hazlo! Obviamente, nada de eso fue dicho, al menos en esa ocasión. Lo que sí sucedió fue que le sonreí y hablamos (y mucho), dejando de lado a las personas que se encontraban a nuestro alrededor. Tenía opinión, eso me gustó. Al igual que yo, le gustaba leer. Por fin conocía a alguien con quien conversar sobre temas que yo consideraba interesantes. Supongo que por eso congeniamos tan bien; a esa edad (y a cualquiera) es difícil encontrarse con alguien con quien compartir ideas sobre temas que a otros no les interesa. Y conforme iban pasando las semanas, logré conocerla y saber que tuve razón al sentir que era ella a quien yo necesitaba. Lo que sigue después se puede resumir de la siguiente manera: supe de una manera abrupta que estaba pololeando, pasaron los años, esa relación terminó, cada cierto tiempo nos juntábamos y aprendí a quererla, creo también que me enamoré de ella, pasé penas de amor, pasaban meses que no nos veíamos y cosas así. Pero siempre que nos juntábamos la pasábamos bien. Hubo secretos y confesiones. Fue bonito, no me quejo.

La segunda semana de enero de este año, vino a verme, les presenté a mis amigos y luego, al ir a dejarla al paradero nos asaltaron. Desde ese día, que perdí todo rastro de ella hasta que me la topé en un pub cercano a mi casa. Ella no me habló, ni siquiera un saludo.

Esa es mi historia, está llena de momentos memorables que me gustaría contar en otra ocasión. Pero por el momento quiero que entiendan esto: conocí a alguien que marcó una parte importante de mi vida y hoy sólo tengo el recuerdo de ella en un pub sin dirigirme ni una mirada. El resto, como diría Zambra, es literatura.

P.D.: Dudé mucho en si debía o no subir esto, sobre todo sabiendo que involucraba a terceros. Pero es mi historia, bajo mi perspectiva, tan real y certera como puede ser algo comentado desde sólo un punto de vista. Espero no causar malestar en la aludida. Ahora, si quieren dejar sus opiniones, no me molestaré. Gracias por su tiempo.

12 de abril de 2008

Breve Nota de Agradecimiento a Daniela

Conocí a Daniela diez años atrás, la primera semana de Marzo del 98 cuando yo recién tenía 11 años y ella 12. Séptimo básico del Camilo Henríquez. Rápidamente congeniamos y nació una amistad. Por ese entonces, los días y meses no tenían mayor importancia para nosotros que la de estar cerca de algún cumpleaños, navidad o vacaciones. Mucho tiempo para el ocio; tratábamos de pasarlo la mayor parte del tiempo juntos y así fue, incluso cuando al año siguiente ella se cambió de colegio para luego volver nuevamente el segundo semestre. Mis primeras fiestas y tragos fueron con ella. Un clásico que aun en día mantenemos es el de tomarnos un Manquehuito de piña de vez en cuando. Ese era un manjar de los dioses para nosotros, niños-jóvenes de tan sólo 13 años. O toda una osadía comprar sachets (sí, sachets, como los de shampoo) de tequila, wiskey, vodka o ron que sabían a tooffe y alcohol desinfectante, independiente de que el rótulo dijera “Scotch Wiskey” o “Ron Silver Especial”. O ir después de clases a una botillería y dejar el pase escolar de ella por un envase de cerveza (3 por mil). O Tonteras como esas. Así fue, entre otras cosas, como nos fuimos haciendo grandes amigos mientras la niñez se iba. Luego llegó la enseñanza media, colegios diferentes, mayores responsabilidades, cambios de casa por mi parte, unas demonios preciosos que ella tuvo por hijas (así les digo con cariño). Salir de cuarto, educación superior, trabajos, más responsabilidades. En definitiva, cambios. Pero algo sigue intacto: nuestra amistad. Ya no nos vemos todos los días ni tomamos sachets o cervezas 3 por mil (nuestros gustos se han ido refinando), ni conversamos horas y horas de todo y nada a la vez. Pero seguimos siendo amigos y el cariño sigue allí. Siempre apoyándonos, dando consejos, escuchándonos. Hemos crecido acompañándonos. El paso de la niñez a la adultez lo vivimos juntos, penas de amor, dudas existenciales y el miedo a crecer. Es verdad que hoy en día estamos más ocupados que antes, pero cada vez que nos necesitamos el otro está allí.

La primera semana de Marzo estuve en el Quisco con ella. Un par de semanas después salimos a Manuel Montt a comer y beber algo. Fue lindo ver como hemos ido cambiando como personas, entender que nuestros esfuerzos están dando fruto a nivel laboral. Creo que somos exitosos… sé que es una palabra GRANDE y que nos falta mucho todavía, pero es reconfortante ver como poco a poco son más nuestros logros que nuestras caídas. Y sabemos que, aunque sólo vengan caídas de aquí en adelante, estaremos unidos para apoyarnos cuando eso suceda. Es por eso y muchas cosas más, que quiero dedicarle este pequeño escrito.

Gracias, Daniela, por aguantarme todo este tiempo, sé que no tengo un carácter fácil de llevar, sólo espero que en diez años más sigas junto a mí. Te quiero mucho, lo sabes, te lo digo siempre y hoy quiero compartirlo con quien quiera leer esto.

Besos y gracias por todo.

Nos vemos pronto.

9 de abril de 2008

Recuerdos

Kunstman Torobayo con comida china,
Música de Los Tres, Angel Parra Trío, Javiera y los Imposibles,
El olor a Poet Primavera,
La voz aguda y el llanto fácil,
El repetir siempre lo mismo,
La manera de analizar todo para tratar de auto convencerse de cosas que sabe que ya no son ni volverán a ser,
La sonrisa, mezcla de vergüenza y coquetería, frente a un piropo,
El como se dejaba malcriar,
El olor que dejaba en mi ropa después de estar juntos,
Sus hombros blancos,
Las palabras sinceras que no se condicen con su actuar,
La bipolaridad cada cierto tiempo,
El encontrarla entre la gente cuando nos juntamos,
El verla reír con su sonrisa amplia,
Su olor,
Los enojos repentinos ante pequeñeces,
Sus ojos cuando está feliz,
La pasión al hablar de algo que le gusta,
La expresividad de sus ojos,
Su pelo cubriéndole parte del rostro al inclinar la cabeza,
La fragilidad de niña entre mis brazos,
La parte exacta entre su cuello y la espalda,
Las fumadas cortas y rápidas cuando está nerviosa,
Sus orejas pequeñas,
La frivolidad impensada al encontrarme con ella en un pub luego de dos meses y medio de que yo intentara contactarme sin buenos resultados y ella, al verme no me saludara en toda la noche. Y un tatuaje en su hombro derecho que hace dos meses y medio no estaba allí.


De todos los recuerdos, este último, el de su indiferencia, será el que tendré de ella al recordarla en un futuro. La indiferencia y un puto tatuaje en su hombro derecho.

2 de abril de 2008

2008

La leve cortina que separa el 2007 del 2008 no ha sido tan espesa como lo pensaba; tareas pendientes han reclamado importancia más allá de lo esperado. No he cerrado el año tal como esperaba. Creí ser capaz de escribir y subir un texto cada diez días, pero la realidad ha sido diferente: el tiempo me ha sido mezquino para tanta cosa que he pretendido hacer. Y créanme que han sido muchas.

El año antes pasado terminé posteando un texto hinchado de tareas inconclusas y aspiraciones incompletas. Prometí que el año que recién comenzaba, el 2007, sería mi Gran Año, y lo fue. Logré cumplir todo cuanto me propuse y más. Estoy orgulloso de ello. Trabajo, aspiraciones, relaciones; superé mis expectativas y fui capaz de dejarme conforme.

Este año, por lo mismo, está repleto de objetivos jugosos y ambiciosos. Sólo espero dar con la talla necesaria.

El año recién pasado estuve en Pubs, sucuchos y picadas que sólo en mi mente pretendía conocer. Me arranqué a Valpo sin detenerme a pensar y planificar el viaje en varias ocaciones. Anduve entre el Bellavista y Manuel Montt como un hijo pródigo buscando refugio y alcohol. Hablé y bebí tragos junto a mis músicos favoritos. Leí, escuché y disfruté de obras que tiempo ya esperaba hincarle el diente. Rearfimé y finiquité amistades de hace tiempo postergadas. Conocí personas valiosas y me tragué el prejuicio de muchos, entre ellos los míos. Fue un año de cambios y progresos. Fue, justamente, uno de los buenos. Pero, como todo, ya pasó. Estamos en Abril y un cuarto de año se fue con muchas novedades para mí. Poco a poco las iré subiendo, dudo que en orden cronológico, pero servirá para completar el puzzle.

Nuevamente, gente, les hago la invitación a pasar por este rincón y dejar su opinión.

Saludos y buena suerte.

PD: Para los que no sepan porqué he estado tan ocupado les cuento que es por mi laburo: en Junio del 2007 fui promovido dentro de mi trabajo y la labor que desempeño (y el horario) no me dejan mucho tiempo libre. Además, la navidad pasada me regalé una PS 2 y hace un par de semanas la acabo de desbloquear… juguete nuevo que absorbe mi ya escuálido tiempo.

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